Argentina es famosa por su tango y su dulce de leche, pero, con demasiada frecuencia, la gente piensa en el país y evoca imágenes de platos llenos de asado (carne vacuna). El segundo país más extenso de Sudamérica se ha ganado esta reputación porque supera al resto del mundo en el consumo de la carne vacuna. Según The Washington Post en 2006, las 40 millones de habitantes del país consumaron, como promedio, 50 por ciento más carne vacuna que un típico estadounidense – eso es 140 libras de la carne por cada persona cada año. Esto no debe ser sorprendente. Fuera de la capital de Buenos Aires, grandes ranchos ganaderos se extienden por praderas que se llaman las Pampas. No sorprende el hecho de que muchos visitantes al país no puedan ver más allá del asado en el menú.
La cocina argentina de hoy todavía tiene mucho en común con las tradiciones gastronómicas precolombinas, pero tiene también fuertes vínculos con España, Portugal, Italia y muchos otros países europeos. Con tantas tradiciones culinarias revueltas en una sola olla, los elementos esenciales de la cocina argentina realmente no son bien definidos y únicos como los de la cocina francesa o italiana, pero hay platos típicos, como tamales, empanadas y flan. Si hasta estas opciones dependen de los productos de origen animal, ¿cómo puede un vegano disfrutar de los platos argentinos?
En primer lugar, mira más allá del asado. Ten en cuenta que el clima y la topografía de Argentina son perfectos para una variedad de cultivos. El país produce suficientes plátanos, cebada, frijoles, maíz, limones, papas, arroz, soya, caña de azúcar y trigo como para exportarlos. En la región noreste de Argentina, las cosechas de cítricos alcanzan más de 2 millones de toneladas cada año, y exquisitas frutas tropicales como la piña son ofrendas preciadas. En la región triguera, los granjeros cultivan materias primas como el maíz, el arroz y el trigo en granjas a gran escala. El noroeste del país, que limita con la cordillera de los Andes, tiene tradiciones gastronómicas vinculadas con el imperio de los Incas y los alimentos precolombinos. Aquí las papas, la quinua y el amaranto proveen comida cotidiana, y los tomates, en lugar de los cítricos, dan sabor a los adobos. En el sur, en la región de la Patagonia, el clima y la topografía de colinas ondulantes, mesetas y vegas ofrecen condiciones casi perfectas para cultivos en hilera, manzanas, y peras.
En segundo lugar, echa un vistazo a un libro de cocina de Argentina, y descubrirás recetas llenas de vegetales que incluyen maíz para pozole, berenjenas, pimientos, tomates y otros productos alimenticios que se cultivan en los Estados Unidos. Son comunes las sopas espesas parecidas a las gachas que se llaman locro gaucho. Y aunque la cultura de Argentina no enfatiza las verduras, los aperitivos sin carne y las salsas con alimentos de temporada aparecen con frecuencia en los menús. Eso no quiere decir que puedas contar con tener a tu alcance versiones vegetarianas estrictas en los restaurantes. (Casi todos los platos podrían contener productos de origen animal como mantequilla, crema o manteca.) Sin embargo, el crisol que es la cocina argentina quiere decir que se puede utilizar sustitutos de estos productos, al igual que se hace en los Estados Unidos.
Por ejemplo, los platos salados, como las sopas de quinoa, provienen de las antiguas tradiciones andinas, y la quinua ofrece proteínas y carbohidratos. Las empanadas (pasteles salados rellenos y portátiles) vienen de España y Portugal y pueden acomodar fácilmente tofu ahumado, frijoles, o verduras adicionales. Los tamales hechos con maíz fresco migraron al sur desde México, donde los aztecas disfrutaron de esta comida mucho antes de que llegaran los conquistadores españoles. Luego, los colonos europeos contribuyeron ingredientes tales como frutos secos, pasas de uva y aceitunas a la cocina existente. El tofu, el tempeh y hasta los frijoles son ingredientes perfectos para los tamales y los guisados salados.
Los postres comparten el mismo origen diverso que tienen las otras comidas de Argentina. Las pastas de hojaldre albergan una conexión francesa, mientras que muchas tortas y pasteles tienen influencias alemanas. El popular dulce de membrillo, así como el arroz con leche, viene de los españoles y los portugueses.
Antes de la llegada de los españoles, la fruta era el postre o el dulce preferido porque las culturas indígenas no tenían acceso al azúcar. La introducción de las plantaciones de azúcar en el norte de Argentina y en Brasil hizo un gran impacto en la cocina dulce de Argentina.
Hoy en día tanto de chocolate como de fruta, los postres modernos de Argentina involucran una buena cantidad de azúcar. Sustituye azúcar vegano y leche de soya y saborea una cucharada de dulce de leche. Entonces verás lo dulces que pueden ser los postres argentinos.
(8-10 Porciones)
Las cocinas de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay tienen sopas espesas parecidas a las gachas que se llaman locros. Estas sopas populares con frecuencia forman la parte principal de la comida en Argentina, y aunque la mayoría de las variedades contienen carne, las versiones vegetarianas no son inusuales. Esta cuenta con calabaza y batata, verduras muy comunes en Argentina. No peles las verduras a menos que tengan mal aspecto.
El sofrito es una salsa de cebolla que es fundamental en la cocina sudamericana. Se usa para sazonar las sopas y los platos de carne, pero puedes probar también el sofrito sobre granos al vapor. Prepara un poco de sofrito mientras que hierva a fuego lento la sopa y añádelo a la sopa y revuelva cuando termine.
Coloca el agua, los frijoles, las cebollas, los pimientos, la calabaza, y la batata en una olla grande. Llévalo a ebullición y quita cualquier exceso de espuma. Reduce la temperatura a baja y cuécelo a fuego lento hasta que estén tiernos los frijoles y se pele un poco la piel, aproximadamente una hora.
Agrega el maíz, el repollo, la sal y la pimienta y sigue cociendo a fuego lento mientras prepares el sofrito.
Calienta una sartén a fuego medio. Agrega el aceite y la paprika. Revuelve enseguida y luego agrega los ingredientes restantes. Revuelve y cuece por aproximadamente 3 minutos. Incorpora el sofrito a la sopa.
Si está demasiado espesa la sopa, agrega agua. Ajusta la sal y la pimienta al gusto y sirve.
Total de calorías por porción: 304 | |
Grasa: 4 gramos | Carbohidratos: 60 gramos |
Proteína: 11 gramos | Sodio: 175 miligramos |
Fibra: 9 gramos |
(8-10 porciones)
Este aperitivo de berenjena se sirve normalmente con carnes, pero es perfecto con el tofu a la parrilla o coronando las hamburguesas de tempeh. Me gusta ponerla sobre una rebanada de pan artesanal crujiente y luego agrego un tomate y o lechuga o espinaca, y lo como como un sándwich.
En una cacerola grande, lleva a ebullición el agua. Agrega la berenjena y el vinagre. Cuece la berenjena a fuego lento hasta que esté tierna, aproximadamente 5 o 7 minutos. No dejes que se cueza de más; las rebanadas deben mantener su forma.
Cuando termine, traslada la berenjena a una toalla y escúrrela bien.
En un tazón de vidrio, combina el vinagre, el aceite, la hojita de laurel, el ajo, la sal, la albahaca, el orégano y el ají molido. Bate para mezclarlo todo.
Extiende las rebanadas de berenjena en una fuente para horno de 9 x 9 pulgadas. Vierte la vinagreta sobre la berenjena, tapa, y refrigera por 1 día para que se puedan combinar los sabores.
Total de calorías por porción: 94 | |
Grasa: 7 gramos | Carbohidratos: 6 gramos |
Proteína: 1 gramo | Sodio: 150 miligramos |
Fibra: 3 gramos |
(8 porciones)
Los inmigrantes trajeron esta receta de salsa de berenjenas de Italia temprano en el siglo 19. Los argentinos añadieron los tomates secados al sol para crear su propia versión.
Esta salsa se sirve normalmente como un aperitivo y queda excepcionalmente bien con galletas saladas o chips de pan pita.
Precalienta el horno a 350 grados. Asa la berenjena durante aproximadamente 45-60 minutos hasta que se sienta tierna al tocarla con un tenedor. No dejes que se cueza de más; necesita un poco de textura. Retira del horno y déjala enfriar. Quita la piel y las semillas de la berenjena y pícala finamente.
En un tazón de vidrio, combina las cebollas, los tomates, el ajo, la sal, la pimienta, el vinagre y el aceite. Bátelo todo y agrega el orégano o la mejorana y la albahaca. Incorpora la mezcla de tomate a la berenjena y revuelve.
Deja que este plato repose toda una noche para que los sabores se desarrollen y se intensifiquen.
Total de calorías por porción: 41 | |
Grasa: 2 gramos | Carbohidratos: 6 gramos |
Proteína: 1 gramo | Sodio: 110 miligramos |
Fibra: 3 gramos |
(4 Porciones)
Los tamales son muy populares en todo Sudamérica, y la mayoría de los países sudamericanos tienen una versión de tamales de maíz fresco que se llaman humitas. La variedad de maíz que se utiliza para preparar los tamales de maíz en Argentina no es dulce y contiene menos agua que otras variedades. Utiliza el maíz congelado, no el maíz fresco, para mantener el sabor auténtico.
En Argentina, esta cazuela de tamales frescos tendría una textura parecida a la polenta y normalmente incluiría tomates y cebollas. Para esta receta, he sustituido tomates secados al sol, lo cual da más sabor a esta deliciosa versión libre de lactosa y huevo de humitas argentinas.
Precalienta el horno a 350 grados.
Calienta una sartén a temperatura media. Agrega el aceite, las cebollas, los pimientos morrones, y el calabacín y cuece durante aproximadamente 5 minutos o hasta que estén translúcidas las cebollas y las verduras estén suaves.
Agrega los tomates, reduce la temperatura a bajo, tapa la sartén y cuece durante 12 minutos.
Mientras se cuezan a fuego lento las verduras, coloca el maíz en una licuadora o un procesador de alimentos con la harina de maíz, el tofu, la sal, la albahaca, la nuez moscada y la pimienta de cayena. Licua hasta tener un puré. Agrégalo a la mezcla de verduras y revuelve hasta que se ponga lo bastante espeso como para formar una masa blanda, aproximadamente 5 minutos.
Engrasa levemente una cacerola de 9 pulgadas. Transfiere la masa a la cacerola. Hornea hasta que se dore ligeramente, aproximadamente 45 minutos.
Total de calorías por porción: 342 | |
Grasa: 7 gramos | Carbohidratos: 67 gramos |
Proteína: 11 gramos | Sodio: 388 miligramos |
Fibra: 8 gramos |
(8 empanadas)
Las empanadas son populares por toda América Latina. Aunque se puede comprar la masa ya hecha en los mercados latinos, puede que esas versiones contengan productos de origen animal tal como la manteca.
En un tazón grande, tamiza juntas la harina y la levadura en polvo. Mezcla bien y luego agrega la manteca vegana, incorporándola poco a poco con un mezclador de masa o los dedos para formar una harina gruesa. Agrega agua y mezcla bien hasta que se forme una masa blanda, agregando más agua según sea necesario. Amasa hasta que esté suave y elástica. Tapa y deja reposar durante aproximadamente 30 minutos.
Coloca la masa en una encimera ligeramente enharinada y divídala en 2 pedazos. Enrolla cada pedazo para formar un tronco y corta en 4 rebanadas. Estira los pedazos para formar redondeles pequeños y extiende en papel para hornear. Prepara el relleno de Empanadas de Verduras más abajo, rellena la masa, y hornea.
Total de calorías por porción: 180 | |
Grasa: 9 gramos | Carbohidratos: 21 gramos |
Proteína: 3 gramos | Sodio: 113 miligramos |
Fibra: 1 gramo |
(8 empanadas)
Para hacer estas empanadas, empieza con la receta para Masa para Empanadas más arriba, o usa dos tapas de masa veganas congeladas. Descongela la masa si hace falta, divídala en 8 trozos, y estira los trozos para formar redondeles, rellena, y hornea.
Para un relleno más sustancioso, agrega 8 onzas de tofu ahumado (cortado en cubitos) al relleno de verduras antes de rellenar la masa.
Estas empanadas también pueden ser congeladas (sin hornear) y descongeladas en el refrigerador y luego horneadas. Agrega 5 minutos al tiempo de cocción si usas empanadas previamente congeladas.
Corta los tallos de acelga en rodajas de 1 pulgada y luego corta en lonchas finas. Pica las hojas de acelgas y coloca a un lado. En una olla mediana, cocina al vapor los tallos de acelga con un poco de agua a fuego medio durante aproximadamente 3 minutos. Agrega las hojas y cocina al vapor por 2 o 3 minutos. Escurre, guardando el líquido, y deja a un lado.
Utiliza la misma olla y líquido para cocinar al vapor las zanahorias hasta que se suavicen, aproximadamente 5 minutos. Escurre las zanahorias, guardando el líquido. Haz puré de las zanahorias utilizando un tenedor y deja enfriar. Combina las zanahorias, la acelga, los hongos y el maíz en un tazón grande y deja a un lado.
Calienta una sartén a fuego medio. Agrega el aceite, los pimientos morrones, y las cebolletas y cuece, removiendo, durante 5 minutos. Cuando estén tiernos los pimientos morrones y las cebolletas, incorpora, removiendo, el perejil, la nuez moscada, la pimienta y la sal. Retira del fuego y deja enfriar.
Si utilizas Masa para Empanadas, ya debes tener 8 redondeles de masa listos para rellenar. Si utilizas tapas de masa veganas congeladas, divide cada tapa en 4 trozos. Enrolla cada trozo hasta formar un redondel, uno a la vez.
Cuando se hayan enfriado los pimientos morrones y las cebolletas, agrégalos a la mezcla de acelga y zanahoria y combina. Coloca 2 cucharadas de relleno en el centro de cada redondel de masa. Dobla los redondeles y sella los bordes con un tenedor que haya sido humedecido con agua. Espolvorea las empanadas con paprika y refrigera durante 30 minutos.
Precalienta el horno a 375 grados. Coloca las empanadas en una bandeja de horno forrada con papel para hornear y hornea hasta que doren las empanadas, aproximadamente 15 minutos. Retira las empanadas del horno, pinta las superficies de las empanadas ligeramente con el jarabe de arroz, y vuelve a meterlas en el horno por 15 minutos hasta que se doren las superficies.
Nota: Gracias a la chef vegana Fran Costigan para el consejo de pintar la masa con jarabe de arroz para dorar masa vegana.
Total de calorías por empanada: 247 | |
Grasa: 13 gramos | Carbohidratos: 29 gramos |
Proteína: 4 gramos | Sodio: 203 miligramos |
Fibra: 3 gramos |
(8 porciones)
Se sirve esta salsa por toda América Latina y aprovecha muy bien el perejil. Mucha gente la emplea como una salsa para carnes, pero es excelente para salpicar verduras asadas, tofu a la parrilla, o un humeante bol de quinua. Simplemente pruébalo para ver. El chimichurri puede ser preparado espeso, o puedes agregar más agua o vinagre para hacerlo menos espeso.
Coloca el perejil en un tazón mediano. Vierte el agua sobre el perejil y remueve. Agrega el vinagre, la sal, el ajo, la albahaca, el orégano, la pimienta de cayena y el aceite. Bate hasta que esté bien mezclado. Refrigera durante una hora. Bate de nuevo antes de servir.
Total de calorías por porción: 38 | |
Grasa: 3 gramos | Carbohidratos: 1 gramo |
Proteína: <1 gramo | Sodio: 151 miligramos |
Fibra: < 1 gramo |
(1 taza o 8 porciones de 2 cucharadas)
Probablemente traído por los españoles o los portugueses, el dulce de leche es la bebida más querida de América del Sur, especialmente en Argentina. Tiene distintos nombres en distintos países. En Perú, el dulce de leche se llama natillas (y es hecho de la leche de cabra), y en Chile se llama manjar blanco.
Este dulce gusto es espeso. Puedes untarlo en una tostada, usarlo para rellenar una masa o coronar helado vegano e incorporarlo en una bebida caliente. Las recetas convencionales utilizan la leche condensada dulcificada; ésta utiliza la leche de soya.
Coloca la leche de soya, el azúcar, y la vainilla en una olla de fondo grueso. Lleva a ebullición a fuego medio. Reduce la temperatura a bajo y cuece a fuego lento, removiendo de vez en cuando con una cucharada de madera para evitar que se pegue, por aproximadamente 2 horas o hasta que la mezcla se reduzca a 1 taza. Se espesa a medida que se enfría. Transfiere a un bote tapado y se puede guardar en el refrigerador hasta 2 semanas como máximo.
Total de calorías por porción: 195 | |
Grasa: 2 gramos | Carbohidratos: 42 gramos |
Proteína: 3 gramos | Sodio: 48 miligramos |
Fibra: < 1 gramo |
(2 porciones)
Populares por toda Sudamérica, estos licuados son libres de lactosa y son preparadas con agua y sorbete de coco. El plátano maduro sirve de espesador para el licuado.
Coloca todos los ingredientes en una licuadora y licua hasta que esté cremoso y homogéneo. Prueba el dulzor, y si la prefieres más dulce, agrega un poco de azúcar. Esta bebida se debe servir bien fría.
Total de calorías por porción: 267 | |
Grasa: 9 gramos | Carbohidratos: 47 gramos |
Proteína: 2 gramos | Sodio: 16 miligramos |
Fibra: 3 gramos |
La mejor manera de saborear recetas argentinas es hacer sustituciones veganas en casa. Todo lo que necesitas son unos consejos para alternativas a los productos de origen animal para disfrutar de los comestibles tesoros de Argentina.
La carne – Prueba el tempeh, los trozos de tempeh (para tocino y platos con sabor a humo), el tofu ahumado o sofrito, o trozos de seitán a la parrilla, un sustituto de la carne a base de gluten de trigo.
La leche – Prueba la de soya, de arroz, de almendra, de avena o hasta la leche de coco.
La crema – Para crema, ¿por qué no probar la crema de anacardos? Pon en remojo partes iguales de anacardos y agua. Luego licua con un pellizco de endulzante y un chorrito de limón hasta que esté suave.
El queso – Utiliza los sustitutos de queso vegano, u omite el queso y agrega frijoles o verduras a los tamales, las humitas o las empanadas.
Los huevos – El tofu es lo mejor cuando necesitas huevos como un ingrediente vinculante o cremoso para humitas, tortas o flan.
Debra Daniels-Zeller es colaboradora habitual a Vegetarian Journal. Especial agradecimiento a Jacqui Willett por traducir este artículo al español.