Mucho antes de que llegaran a Sudamérica los españoles, los esclavos africanos y los inmigrantes europeos, la gente indígena del continente disfrutaba de la comida vegetariana, excepto por algún que otro pez o caza. Los alimentos básicos tales como el amaranto, los frijoles, la quinua y una variedad de tubérculos como papas, batatas, jícama y yuca formaron la dieta cotidiana de las masas. La gente recolectaba verduras tales como la lechuga silvestre, el helecho y la endivia en los campos y las comía frescas o las metía en caldos.
Las verduras predominantes eran las verduras amargas que incluían las hojas de amaranto o de quinua, ahora emparejadas perfectamente con jugo cítrico o vinagre. Además, por 14.000 años, la gente de la costa chilena recolectaba cochayuyo, alga kelp que crece pegada a las rocas costeras en lazos trenzados. La gente indígena ponía en remojo en vinagre y agua el cochayuyo y después lo cocía para conseguir una textura carnosa. Era el fundamento de la vida para la gente que vivía cerca del Pacífico, y hoy en día se sigue disfrutando del cochayuyo.
Muchas de las verduras que se comen en Brasil se originan en África y provinieron de los esclavos africanos. Según ha escrito María Baez Kijac en The South American Table, las mujeres de África Occidental cultivaban una gran variedad de verduras de hojas verdes y otros vegetales, y debido a que no tenían bolsillos, se metían semillas guardadas en el pelo. Cuando se cautivaron las mujeres, estas semillas les acompañaron al nuevo mundo donde con el tiempo inspiraron nuevos tradiciones culinarias.
Los inmigrantes europeos trajeron semillas de repollo, acelga, col berza, col rizada, ajo y berenjena, además de una variedad de semillas de hierbas del viejo mundo. Los inmigrantes italianos, alemanes, franceses, chinos, japoneses e inclusos los libaneses introdujeron recetas y costumbres que transformaron las comidas sudamericanas en las cocinas modernas de hoy.
Los cocineros tempranos de Sudamérica utilizaban las sazones con moderación, echando hierbas tal como el perejil en las ollas como si fueran ideas de último momento. La sal era poco común, y muchos platos se habrían considerado sosos y aburridos según las normas actuales, si no fuera por un puré de pimiento picante servido como acompañamiento. Esta salsa picante despertó los platos aletargados de frijoles, cereales y verduras. Otra salsa llamada Sofrito, una salsa frita picante a base de cebollas importada de España, es fundamental hoy en muchos platos sudamericanos. Además, el chimichurri, una salsa de perejil popular en Argentina, fue inventado por un irlandés, Jimmy McCurry, temprano en el siglo 19.
Aunque los visitantes a Sudamérica se acuerdan de los platos que en su mayoría son a base de carne en restaurantes, las comidas frescas a base de verduras que alguna vez sustentaron a las masas mucho antes de que llegaran los españoles están reapareciendo. Puede que estas comidas todavía no sean muy prominentes en los menús de restaurantes, pero están ganando terreno mientras el pedido público de alimentos locales y de temporada resuena por todo el mundo. Es hora de mirar con detenimiento la cocina sudamericana y descubrir recetas deliciosas a base de verduras que celebran la vida en el continente hoy.
(8 porciones)
Esta ensalada suculenta con aguacate, frijoles y berros (o a veces verdolaga) tiene vínculos con Ecuador. Los altramuces son la elección tradicional para esta ensalada. Búscalos en botes en los supermercados latinoamericanos. Los altramuces secos deben ser puestos en remojo durante 24 horas, hervidos y luego puestos en remojo nuevamente durante unos días antes de comerse. Si no puedes encontrar los altramuces, utiliza en su lugar los frijoles grandes del norte (las alubias Great Northern).
Coloca las cebollas en un colador sobre un tazón. Vierte el agua hirviendo sobre las cebollas y déjalas en remojo durante unos cuantos minutos para quitar un poco el sabor ácido. Cuela las cebollas, desechando el agua y luego sácalas del colador. Coloca las cebollas en un tazón con el aguacate, el ajo, el vinagre, el aceite, la sal y la pimienta. Mezcla con cuidado y deja a un lado mientras preparas las verduras y los frijoles.
En un tazón grande, combina los berros, la lechuga romana y los frijoles o altramuces. Justo antes de servir, mezcla con cuidado la ensalada con la mezcla de cebolla y aguacate y sitúa los tomates encima a modo de remate final.
Total de calorías por porción: 131 | |
Grasa: 9 gramos | Carbohidratos: 13 gramos |
Proteína: 2 gramos | Sodio: 486 miligramos |
Fibra: 4 gramos |
(6-8 porciones)
Una guarnición muy común en los mercados, estas verduras se sirven por lo general con feijoada, un estofado de frijoles negros sumamente popular en Brasil.
Calienta una sartén de fondo grueso a fuego medio. Agrega el aceite y el tempeh y cuece hasta que se dore. Saca el tempeh de la sartén, corta en pedacitos pequeños, y devuelve a la sartén con el ajo. Cuece durante unos cuantos minutos. Agrega la berza y revuelve para cubrir. Agrega el agua y estofa hasta que esté tierna pero firme. No cuezas de más las verduras. Agrega la sal y la pimienta.
Total de calorías por porción: 43 | |
Grasa: 3 gramos | Carbohidratos: 3 gramos |
Proteína: 2 gramos | Sodio: 69 miligramos |
Fibra: 2 gramos |
(4 porciones)
La cocina uruguaya tiene influencias italianas, y la acelga se utiliza con frecuencia para rellenar pasteles salados y empanadas. Mientras ases los pimientos morrones rojos, ¿por qué no asar algunos vegetales adicionales para servir con este plato? Agrega tofu o seitán para hacer esta receta un plato principal.
Precalienta el horno a 350 grados. Asa el pimiento morrón hasta que esté suave, aproximadamente 45-60 minutos. Cuando el morrón esté suave y ligeramente ennegrecido afuera, saca del horno y deja enfriar.
Mientras tanto, quita el tallo del medio de la acelga. Enrolla apretadamente las hojas, y luego corta en tiras finas el tallo y las hojas.
Calienta una sartén de fondo grueso a fuego medio, y cuando esté caliente, agrega el aceite y el tallo de acelga. Revuelve y cuece hasta que se suavicen, y luego agrega las hojas cortadas. Revuelve y cuece durante aproximadamente 1-2 minutos antes de agregar el caldo vegetal. Cubre durante unos cuantos minutos. Quita la tapa e incorpora las papas. Espolvorea con sal y pimienta antes de servir.
Total de calorías por porción: 94 | |
Grasa: 4 gramos | Carbohidratos: 14 gramos |
Proteína: 3 gramos | Sodio: 193 miligramos |
Fibra: 3 gramos |
(16 buñuelos)
Una receta boliviana inspirada por una del libro The South American Table por María Baez Kijac, estos buñuelos son populares también en Perú y Ecuador. En esta versión vegana, las nueces reemplazan al queso y el tofu reemplaza a los huevos. Sirve estos buñuelos con frijoles, verduras y una salsa picante de pimientos.
Calienta una sartén a fuego medio. Agrega 1 cucharada de aceite y las cebollas, y luego revuelve y cuece hasta que estén tiernas las cebollas. Quita la sartén del fuego e incorpora a la mezcla de cebollas la quinua, el maíz, las nueces, la harina, el perejil, la paprika, la sal y la pimienta de cayena. Remueve hasta que quede bien mezclado.
Calienta el aceite restante en una sartén antiadherente a fuego medio. Mientras se calienta el aceite, combina el tofu batido con la mezcla de quinua. Deja caer un poco menos de ¼ de taza de la mezcla por cada buñuelo en la sartén caliente y aplánalo con una espátula. Baja la temperatura a fuego medio bajo y deja cocer hasta que se doren ligeramente las partes inferiores, aproximadamente 5 minutos. Dale la vuelta y cuece el otro lado durante 5 minutos. Escurre los buñuelos en una toalla antes de servir.
Total de calorías por 2 buñuelos: 187 | |
Grasa: 5 gramos | Carbohidratos: 21 gramos |
Proteína: 5 gramos | Sodio: 363 miligramos |
Fibra: 3 gramos |
(4 porciones)
Servido como una guarnición en Paraguay, esta receta va muy bien cubierta de salsa de tomate y salpicada con hormigas de pan.
Añade ½ taza de caldo o de agua y toda la calabaza en una olla mediana. Lleva a ebullición. Reduce la temperatura y cuece a fuego lento hasta que se suavice la calabaza, aproximadamente 6-8 minutos.
Añade el caldo o agua restante, la sal y el aceite a la calabaza y haz un puré. Agrega la leche y vuelve a llevar a ebullición. Reduce la temperatura y ve incorporando la harina de maíz poco a poco, salpicando un poco y removiendo después de cada adición. Sigue removiendo y cuece hasta que termine la harina de maíz, aproximadamente 20 minutos. La consistencia será bastante gruesa, como la de la polenta. Salpica con la pimienta recién molida antes de servir.
Total de calorías por porción: 161 | |
Grasa: 5 gramos | Carbohidratos: 25 gramos |
Proteína: 5 gramos | Sodio: 363 miligramos |
Fibra: 3 gramos |
(6 porciones)
Una combinación chilena tradicional, este estofado se servía antes de que llegaran los españoles. Los sudamericanos indígenas utilizaban frijoles frescos, pero frijoles secos (y remojados) o frijoles de lata van muy bien para esta receta. Si no puedes encontrar los frijoles cargamantos, puedes utilizar en su lugar habichuelas coloradas o judías de careta.
Calienta una sartén de fondo grueso a fuego medio. Incorpora las cebollas, el morrón, el aceite y la paprika, removiendo. Sigue cociendo y removiendo hasta que estén tiernas las verduras, aproximadamente 5 minutos. Agrega el ajo y el comino y remueve para cubrir todas las verduras.
Mezcla el agua, los tomates, los frijoles, la calabaza y el maíz. Lleva a ebullición el estofado, y luego reduce la temperatura y hierve a fuego lento durante 30 minutos o hasta que se suavice la calabaza. Incorpora la albahaca y agrega la sal antes de servir.
Total de calorías por porción: 180 | |
Grasa: 3 gramos | Carbohidratos: 33 gramos |
Proteína: 8 gramos | Sodio: 298 miligramos |
Fibra: 9 gramos |
(5 porciones)
Sirve estos frijoles salados con una porción generosa de arroz y sofrito (ve la receta más abajo).
Coloca los frijoles en una olla grande y con agua suficiente para cubrirlos. Agrega las zanahorias, las papas, el ajo y los pimientos. Lleva a ebullición, reduce la temperatura y deja cocer a fuego lento hasta que los frijoles, las zanahorias y las papas se suavicen, aproximadamente 1 hora.
Agrega los plátanos después de los primeros 30 minutos de cocción. Sigue cociendo a fuego lento hasta que se suavicen, agregando más agua según sea necesario. Agrega la sal y la pimienta. Incorpora el cilantro y sirve con arroz bien caliente y Sofrito.
Total de calorías por porción: 349 | |
Grasa: 1 gramo | Carbohidratos: 70 gramos |
Proteína: 19 gramos | Sodio: 514 miligramos |
Fibra: 15 gramos |
(4 porciones)
Ningún ingrediente hace que la comida sudamericana cobre vida como el sofrito. El sofrito tiene muchos nombres regionales, pero el elemento común que comparten todas las versiones son las cebollas. El sofrito es un tesoro que puede mejorar los platos salados de frijoles y cereales.
Combina todos los ingredientes en un procesador de alimentos y licua hasta conseguir una pasta gruesa. Raspa los lados del procesador para asegurarte de que estén bien mezclados todos los ingredientes. Deja que esta salsa repose durante unas horas o toda una noche para que puedan combinarse todos los sabores.
Total de calorías por porción: 79 | |
Grasa: 4 gramos | Carbohidratos: 11 gramos |
Proteína: 2 gramos | Sodio: 15 miligramos |
Fibra: 3 gramos |
Debra Daniels-Zeller es colaboradora habitual a Vegetarian Journal. Especial agradecimiento a Jacqueline Willett por traducir este articulo al español.